Aniversario del “Titanic”

Como una macabra y tardía celebración del hundimiento mas famoso de la historia, el del “Titanic”, asistimos a un cúmulo de sinsentidos incomprensibles en la política y la economía europea, que solo se pueden explicar por un ataque de histeria colectiva al ver que este barco, cuya bandera es el Euro, se hunde y por la activación de la orden de “salvese quien pueda”.

Como entender si no el rapapolvo del FMI a la política, hasta ahora sacrosanta, del IV Reich alemán encarnada en la “mariscala de lata” que ha sido la Merkel. O como se ha permitido, en palabras del “Finacial Times” (¡Unos perroflauta, oiga!), que la crisis de un banco suponga “de facto” la quiebra de un país. O que las acciones de ese mismo banco, hundido en la miseria, subieran ayer un 6,8 en bolsa.

Vivimos el fin de una era, el fin de ese barroco edificio que se cimentó en los tratados de Roma del 57 y que ha ido añadiendo tratados, legislación, instituciones, componendas, chantajes, presiones y al fin tal cumulo de intereses diversos que han generado tensiones que no ha podido soportar. Por eso se derrumba como un castillo de naipes, el problema es que las victimas bajo los escombros no van a ser, ni por asomo, los responsables del derrumbe.


En caída libre como Tom Petty (Free Fallin).