Hace tiempo ya, mucho tiempo de hecho, Eric Fromm se preguntaba en su obra “El miedo a la libertad” acerca de la causa de la entrega de la libertad duramente conquistada, a los regímenes fascistas en el Sº XX. Acuño el gráfico termino que da nombre a su libro y define un síndrome social que se ha vuelto recurrente en nuestra historia y que se acerca a lo que seria un autentico suicidio de la sociedad civil como tal.
Esta cesión, este retroceso en las libertades y los derechos fundamentales parecen venir reiteradamente de la mano de las grandes crisis económicas desde el alba del siglo pasado: Así como la crisis del 29 abrió la puerta a los fascismos mas salvajes, la de los años 70 desembocó en el giro ultraconservador, que con Reagan y Tatcher a la cabeza, supuso entre otras cosas un aumento de la tensión militar entre los bloques de la guerra fría y unos duros recortes en lo que conocemos como “el estado del bienestar”, invento europeo de los años 60 del Sº XX. En aras de todo ello se justificaron restricciones a las libertades de manifestación, opinión y reunión aunque poco tenían que ver con la economía.
Hoy la historia parece querer repetirse y de la manera mas dura. No solo se ha asaltado la economía, instrumentalizada por grandes grupos internacionales con vida e intereses propios, también se han tomado los estados y se desmantela todo lo que huela a público, en aras de unas mentiras contables que difícilmente se mantienen frente al examen de la lógica mas elemental.
Este pensamiento, con aspiraciones de único, precisa que no se alcen voces criticas y que nadie pueda cuestionarlo. La justificación de todo esto hace referencia como siempre a un “poder superior” y si antes el origen de la autoridad era un Dios que daba por bueno la quema de herejes o una Nación que con vida propia exigía matar a judíos, ahora parece que el origen de estas leyes demenciales es “Europa”, la Unión Europea. El IV Reich alemán, del que somos un misero protectorado que carece de dirigentes con un mínimo de altura moral e intelectual, la cual tampoco se aprecia en sus jefes centroeuropeos.
En este descorazonador panorama se enmarca la iniciativa del ministerio del interior, fruto de la campaña orquestada en los medios de comunicación por el consejero de interior del gobierno Catalán (Si, el mismo que dirige a los Mosos enmascarados), de reformar el código penal en el sentido de limitar y criminalizar la convocatoria vía Internet de manifestaciones y de penar con cárcel la resistencia pasiva.
Sentarse en el suelo y esperar a que la policía te arrastre o te pegue te puede llevar a la cárcel. Supongo que lo siguiente será censurar la película Ghandi, mientras nos siguen poniendo esa otra, ficción de menor calidad, en la que salen los vándalos de siempre destrozando mobiliario urbano y enfrentándose a la policía. Ya que muchos partidos de fútbol se ven precedidos y sucedidos por incidentes similares ¿Encarcelaran a los presidentes del Madrid, del BarÇa o de otros tantos equipos por ello? Me suena que no.
Esto no va dirigido contra los salvajes que asolan las calles, va dirigido contra todo aquel que se cuestione la ideología dominante y pretenda protestar. Pero el miedo es un mal consejero y por esa puerta abierta puede colarse cualquier cosa, entre ellas el fascismo enmascarado como el del Front National francés, tercera fuerza política gala. Muchas veces se olvida que Hitler subió al poder en Alemania vía elecciones y luego el mundo entero lloró lagrimas de sangre por ello.
Ya lo decía Benjamín Franklin en su celebre frase: “Aquel que está dispuesto a sacrificar una libertad básica por la seguridad, no es digno ni de la libertad ni de la seguridad”
Serrat, "Para la libertad".
Basado en el poema de Miguel Hernández "El Herido”, una de las formas mas hermosas e impactantes de describir la capacidad de sacrificio del ser humano.
"Mi vida es una herida de juventud dichosa.
¡Ay de quien no esté herido, de quien jamás se siente
herido por la vida, ni en la vida reposa
herido alegremente!"
12 de abril de 2012
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