23 de enero de 2012

Un sheriff comprado y de gatillo fácil.

La industria audiovisual ha asestado un golpe a la industria de las telecomunicaciones mediante su brazo armado: El gobierno de EEUU y el resto de los gobiernos borrego del mundo.

Detrás del cierre de Megaupload planea una serie de incoherencias y mentiras legales de difícil digestión para el común de los mortales. Por que si la citada empresa es culpable de blanqueo de dinero se debería de detener a los responsables y enjuiciarlos, pero no es de recibo obligarla a cesar en su actividad si esta es lícita. Y ese es el meollo de la cuestión, por que si bien Megaupload se lucraba con el uso de su infraestructura de almacenamiento y descarga, difícilmente se les puede culpar del contenido de los miles de archivos, algunos de ellos encriptados. ¿Se detiene acaso al fabricante del coche en el que se trasportan drogas o al propietario de la autopista por la que circula?

Ya avisaba Punset, otro de esos mayores magnificos de los que gozamos, del peligro de controlar lo que es injusto controlar.



Paranoias de una industria , no de los creadores que en muchos casos están maltratados por esa misma industria, cuyas estructuras quedaron obsoletas ya hace tiempo y se muestra incapaz de dar soluciones reales, mas allá de la pataleta y la criminalización de los consumidores. Seria patético si no fuese un asalto descarado a la libertad de circulación de la información, pilar básico de la libertad de expresión, y una muestra de como los gobiernos (en este caso EEUU y Nueva Zelanda) se pliegan a los intereses de las industrias.

Recordemos lo que decía el bueno de Toni Martinez. En su canción “Cuando fuimos piratas”.



“Cada puerta que cierran, les abrimos diez”

Pues eso abramos puertas a ver si se renueva este aire tan rancio.

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