2 de noviembre de 2011

Tiempo de tormenta.

Vivimos un tiempo de tormentas económicas, de incertidumbre incluso para los que parecían mas seguros e intocables. Escuchar las noticias nos hace oscilar entre el desasosiego y la indignación.
Ya decía hace tiempo que vamos montados en un tigre loco y ciego, que no sabia a donde iba y que acabaría devorándonos a la primera de cambio y lamentablemente nada parece indicar que estuviera equivocado.

Bancos que se deshacen de sus activos basura (Dexia), pasándolos a un sector público al que se presiona día a día para reducir su inversión en la calidad de vida de los ciudadanos, en tanto que los mismos políticos que quieren cobrar a los enfermos por el uso sistema público de salud (aunque no puedan pagarlo) firman acuerdos multimillonarios para “ayudar” de nuevo a los grandes grupos bancarios. Brokers que se declaran en quiebra por las perdidas en inversiones en deuda europea (Irlanda, Portugal, España e Italia), cuando esos países JAMAS han dejado de pagar la deuda emitida a precio de oro. Papandreu, que convoca un referéndum para aceptar lo que es de facto un protectorado Franco-Alemán en Grecia y provoca una tormenta que asusta a las viejas histéricas de las bolsas de medio mundo. ¡Que viene la quiebra! Y la factura de su pánico lo paga la deuda Española e Italiana. Esa misma deuda española por la que hubo en la ultima subasta mas demanda que oferta. Normal, con los interese que estamos pagando.

Y la ruindad encarnada, la canciller Merkel diciendo que vendamos oro y hagamos mas sacrificios, mientras Sarkozy le dice “Si, Bwuana” no vaya ser que la emprenda con el también. Y Cameron ejerciendo de la voz de su amo,los intereses económicos USA, y metiendo cizaña en la Unión Europea.
Indignos y falsos representantes, perros guardianes de la codicia desorganizada que gobierna el mundo. Por que si estuviese organizada nos podría llevar a algún sitio, por malo que fuese. Así solo vamos al desastre.



Parece mentira como toma de nuevo sentido el mensaje encubierto de la canción “A cantaros” de Pablo Guerrero: Tiene que venir una lluvia, una revolución que cambie todo y limpie la casa de la basura que piensa “vender la vida, la muerte y la paz”. ¡Cuanto sentido vuelve a tener!

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